Bitácora de juego Deadlands - Capítulo 1 "El Trato"


"El Trato"

"Noviembre, año 188X. Nueva Esperanza es un pequeño pueblo ubicado en el estado de Arizona con la frontera de México. Es un pueblo tranquilo que sirve de conexión ferroviaria entre el Este-Oeste y México y, donde la principal actividad económica ha sido sustentada por varios ranchos de ganado. Lamentablemente, en la última semana, un horroroso crimen agitó la calma de este asentamiento: Frank y Martha Mckensey fueron brutalmente asesinados y luego colgados en el gran árbol de la plaza central. Sus brazos estaban desgarrados, como si un gran oso los hubiera atacado..."

"Imposible" - pensó Robert Branson mientras leía el artículo en la comodidad de su vagón de primera clase - "...esto me recuerda a un caso anterior" - Robert o Bob para los más cercanos, ha visto extrañas cosas en el Viejo Oeste, al final un Ranger de Texas siempre es llamado para los casos más complicados.

"Será mejor que vaya a ver dónde están enterradas las víctimas" - concluyó Bob mientras su tren se acercaba a la estación de Nueva Esperanza.

Al mismo tiempo, el Padre Lewis había llegado horas antes a Nueva Esperanza y, se encontraba conversando con el Padre García, acerca de la misiva que éste había enviado a la Orden.

"Le aseguro Padre, que ya no sé qué pensar, es como si... ¿quizás el Señor nos ha abandonado?" - cuestionó el Padre García asegurándose primero de que no hubiese nadie escuchando

"No, no pierda su fe Padre García, el Todo Poderoso no dejará que este pueblo sucumba ante el mal, ¡no pierda su fe! todo es parte del Plan Divino de nuestro Señor” - con ferviente clamor Lewis le contuvo, como si las palabras del Padre García fueran una herejía.

Luego de conversar sobre los detalles del crimen y los múltiples avistamientos de Frank y Martha en varios lugares del pueblo, incluso después del crimen, ambos se dirigieron hacia el cementerio ubicado a un costado de la iglesia.

Unos minutos antes, a través de las planicies John Smith y Víbora Frank cabalgaban a paso seguro en dirección a la Iglesia de Nueva Esperanza. Mientras hablaban de algunas andanzas de Frank para matar el tiempo, éste comienza a sentirse mal. Esta sensación, familiar y extraña a la vez, no era algo que Frank no conociese.

Su socio, aquel ser no terrenal (infernal técnicamente), aquel con el que Frank hacía tratos para ganar apuestas, salir de situaciones imposibles, engañar a la gente y demás, parecía estar manifestándose a través de su brutal presencia, pero lo diferente esta vez, es que esta sensación estaba acompañada de otra presencia.

Frank para mantener su compostura, toma su mazo de naipes y lo baraja varias veces. Antes de decir algo se asegura que cada vez que saca una carta al azar no importando cuál, es capaz de sacar el As de Pica. Al verificar esto, comienza a tranquilizarse. John Smith, altivo indígena le dice con una voz burlona:

“Nunca entenderé qué haces con esas cartitas mágicas, es algo que me parece banal” – lo menciona mientras ve que Frank está barajando su mazo.

“Eh, no, no es nada, ¡sólo practicando para cuando tenga que apostar a lo grande nuevamente y vaciar los bolsillos de esos incautos!... pero siendo sincero, quizás debamos tener precaución en este lugar, algo malo pueda que suceda” – dice Frank mientras mira al horizonte y ve dos figuras recorriendo el cementerio que se encuentra al lado de la Iglesia.

Esas dos figuras luego se vuelven cinco: el Padre Lewis, Padre García, John Smith, Víbora Frank y finalmente el Ranger Robert estaban reunidos en la tumba de Frank y Martha hablando de la anormal situación y poniéndose al día al ver caras conocidas.

“Verte aquí Frank es una mala señal, espero que no estés en alguna de tus andanzas, recuerdo muy bien parte de tu expediente” – Dice Bob con una voz calma pero firme

“Nada que temer Bob, sólo haciendo lo honesto y ayudando al prójimo” – menciona Frank tratando de ganar la venia de ambos Padres – “estoy acompañando a este bienaventurado en su conversión a la civilización y salvación” – indicando a John

John trata de ocultar sus verdaderas intenciones y sigue la farsa que Frank inició:

“Así es, he seguido al pie de la letra las indicaciones que me ha dado Padre Lewis, aquellas oraciones y lecturas de los pasajes de la Biblia, para convertirme en un digno siervo del Señor” – dice no muy convencido mientras piensa: “Sí claro… los que deberían cambiar son estos invasores”

“¡Es bueno saber que mis plegarias han sido escuchadas y el Señor los ha encaminado a todos ustedes en ser parte de esta batalla contra el mal y la búsqueda de la verdad!” – dice con honesta alegría el Padre Lewis a todos sus compañeros.

Luego de realizar investigaciones en el lugar y pedir los documentos que la Iglesia mantiene de todos sus feligreses. El grupo descubre que el rancho de los McKensey no sólo es el más grande de la región, sino que también fue establecida encima de algunas ruinas antiguas.

“Debe ser el clásico caso de espíritus de alguna clase de cementerio indígena que está provocando estas extrañas ocurrencias” – concluyen la mayoría de los presentes. Excepto John, que recuerda de los antiguos relatos de su pueblo, sobre una antigua guerra que sus antepasados libraron contra las fuerzas del mal. Siglos han pasado desde ese evento, y John sabe que, esparcidos por todas estas tierras, hay grandes lugares de protección, con sellos para evitar que estas fuerzas vuelvan a aparecer.

No menciona nada de esto, aparte que tiene su propia agenda: necesita de uno de los libros que el Padre Lewis lleva, un libro de gran poder para él. Quizás la propia naturaleza se ocupe de sus compañeros y, puede que le dé una oportunidad para darse con aquel libro.

Ya de noche, el grupo se dirige al rancho de los McKensey para buscar más pistas. El rancho es bastante grande en extensión, y sólo se ven establos, bodegas, silos y demás construcciones típicas de estos lugares. Lo único que les llama la atención es la gran casa donde posiblemente Frank y Martha habitaban, junto con una pequeña caseta de vigilancia. El cual al ver con mayor detenimiento estaba emitiendo una tenue luz.

Frank corre hacia esta luz, adelantándose al grupo, esperando la oportunidad de poder adquirir cualquier cosa de valor de los McKensey. Al acercarse a la caseta y saludar, una figura que estaba con las piernas cruzadas sobre la ventana y su sombrero cubriendo su cara, claramente en una posición para dormir; levanta lentamente su sombrero descubriendo su arrugada cara y su gran bigote.

“¡No mames! ¡¿Si no es el mismísimo Víbora Frank, aquel “socio” que me abandonó y me debe $100 de los grandes?! Aparte que, nada sale bien sin tu “socio” ese que es especial” – exclama en un acento mexicano un antiguo compañero de andanzas de Frank, Ron Damón.

“¡Ron! No, eso fue un malentendido ¿qué diablos estás haciendo acá?” – menciona Frank sorprendido de encontrar a un viejo conocido en este lugar.

Luego de ponerse al día, Ron se da cuenta de que alguien más se acerca. Toma una actitud como si no conociese a Frank e inventa una conversación falsa.

“¿Quién es usted y qué hace en el rancho de los McKensey?” – interroga Bob sin siquiera darle momento a Ron de saludar

“Yo soy… Pedro… Pedro Pérez míster, soy el cuidador asignado a este rancho” – dice Ron tratando de encubrir la verdad

Bob dudoso de que Pedro este inventando una historia, comienza a interrogarlo para sacarle información. Al momento que llegan los otros integrantes del grupo, se hace visiblemente extraño el hecho de que Pedro esté en este lugar solo.

“Místers, yo soy un honesto inmigrante que sólo quiere ganarse la vida de forma honesta, ¡lo juro por la Virgencita de Guadalupe que en su eterno amor me protege! Ya les dije, la gobernación me puso en el turno de noche para proteger el rancho de forajidos y oportunistas que quieran robarse alguna cabeza de ganado del lugar” – dice Ron con exagerada teatralidad.

Seguido de un par de preguntas, el grupo considera que lo mejor es investigar el lugar. El antecedente de que en el lugar hubo ruinas de alguna especie, llama la atención de Bob y John. Mientras ellos recorren el lugar de forma separada, Frank y el Padre Lewis se dirigen a la casa de los McKensey.

John es el primero en avistar algo extraño, una veloz figura en la oscuridad se dirige con prisa hacia donde está Bob. John alcanza a avisarle a Bob del peligro, momento que Bob de forma automática saca su Colt y dispara. La figura visiblemente en shock retrocede un poco y es ahí cuando con la luz de la linterna de mano que lleva Bob se ve lo que realmente es.

Una forma humanoide, con claros indicios de putrefacción por todo su cuerpo, dejando ver el interior de lo que sea que es esta creatura: órganos, huesos y líquido de un color café emergen como pus en una herida. Rastros de vestimentas claramente rasgados y en cada brazo, donde se ven rasgaduras en la carne y hueso, emergen grandes uñas como si fuesen largas garras de algún animal salvaje.

La creatura emite un gran grito y se abalanza contra Bob. El balazo de advertencia es escuchado por todos, momento en el que el Padre Lewis, ganando varios metros, vocifera a los aires:

“¡Creatura del mal, bajo el poder de Jesucristo y todo lo que es sagrado en esta tierra, retrocede!” - sacando su Colt junto con el poder del Espíritu Santo es capaz de hacer retroceder al monstruo y herirla gravemente.

Bob, aprovechando la ayuda del Padre Lewis y teniendo el monstruo dándole la espalda, acribilla contra la espalda dos veces, haciendo caer a la bestia al suelo. Momento en el que Frank saca su mazo de naipes, e imbuyendo de energía mágica las cartas, dispara unas cuantas contra el cuerpo agonizante de la creatura.

Cuando todo termina, John se acerca al cuerpo de la bestia para examinarla. Un escalofrío recorre su cuerpo al darse cuenta de que esta bestia es una de las que sus antepasados describían como consecuencia de un maligno poder, capaz de transformar humanos en bestias salvajes sedientas de sangre y destrucción. Sin mencionar esto, comienza a meditar sus opciones y la gravedad de la situación.

En paralelo, tanto el Padre Lewis como Bob, luego de examinar el cuerpo concluyen con bastante certeza que la bestia es la misma Martha, aquella que fue víctima del brutal asesinato hace una semana atrás. No cabe duda alguna, después de examinar el rastro de vestimenta, las joyas que Martha llevaba en su entierro y otras características del cuerpo, Bob se levanta estoico y pregunta al aire:

“Si este cuerpo es Martha, ¿dónde está Frank?”

Momento en que al grupo lo rodea una densa neblina que aparece de forma innatural. En un instante los cubre a todos junto con la creatura en el piso. Los cubre como si fuese una especie de cúpula y, por un extremo se ve una figura caminando y acercándose al grupo.

“¡No mames! Ustedes si que son buenos… quizás” – todos recuerdan que Ron estaba en el lugar, momento que al escucharlo su voz inmediatamente cambia su acento a algo neutral, aplaude y continúa – “… quizás es hora de hablar de negocios, ¿no Frank? ¿Me habías extrañado?”

Todos miran a Frank, confundidos sobre esta revelación.

“Oh… él es con quien yo hago los tratos, el mismo…” – Frank se descubre el torso sólo para mostrar una gran cicatriz en diagonal que recorre gran parte de su cuerpo – “… que me hizo esto la última vez”

“Vamos Frank, eran negocios nada más, si así va a ser, mejor me presento yo mismo…” - a esta altura la persona que era Ron cambia de forma, su traje cambia a un elegante traje de alta sociedad, con un sombrero de copa y un adornado bastón. Sus facciones también cambian, mostrando un rostro nuevo.;

“Soy Lucifer, príncipe de las tinieblas” – exageradamente Lucifer hace una reverencia.

“¡Frank! ¿qué es el significado de todo esto? Acaso… no, no puede ser, retrocede Lucifer, ante el poder de Dios Todopoderoso, ¡retrocede!” – exclama el Padre Lewis mientras saca su crucifijo sagrado

Lucifer hace una exagerada pantomima como si se estuviese quemando:

“¡AAARGGG ME QUEMOOOO! …no, la verdad que eso no funciona conmigo Padre Lewis, eso es para los vampiros” – Lucifer sonríe y con su bastón toca el crucifijo como mostrando que no es efectivo contra él – “Tengo una propuesta de negocio para todos ustedes”.

“Nunca haríamos un trato con una creatura tan despreciable como tú Lucifer, más encima con secretos como la de Frank” – exclama Lewis

“Ah, sí secretos, como…” – dirige su mirada a John – “¿Cómo la de John no?”

Todos miran confundidos a John, John duda si mencionar algo. A lo que Lucifer quiebra el silencio diciendo:

“Vamos John, ¿por qué no les cuentas acerca del Gran Sello?”

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